domingo, 6 de septiembre de 2009

A veces, simplemente, no puedes escapar

Existen situaciones, en las que personalmente creo que han quedado de lado para mucha gente (no digo que me incluyo ni que me excluyo, trato de no involucrarme emocionalmente con lo que voy a escribir porque podría terminar mal), una persona tiene que mantener sus esperanzas puestas en algo inexistente, inmaterial y desconocido. Así, los tres de golpe haciendo cada calificativo más determinante al lado del otro.

En momentos difíciles las situaciones tienden a ponerse complicadas, y la mejor salida tiene que dejarse notar como la más cómoda, más allá de poder ser la menos complicada o la más provechosa. Es que, para mi, lo más cómodo no siempre es lo más provechoso, y con todo eso de los límites morales que uno mismo suele imponerse, la vida suele hacerse más reducida. Más reducida si en ese momento tu nivel de creatividad está en el inframundo y tu nivel de autoestima se ha puesto más deprimente que una canción de The Killers mientras te tomas una botella de Pisco.

Por lo general, en temas generales, académicos, borrachos y toneros, la actitud adecuada es tratar de buscar la salida a los problemas, encontrar una solución divertidad, a veces jodida, pero que soluciona el chongo con mucho o poco esfuerzo, pero que necesita de una acción para resolver el problema (qué empresarial papá!!!). Sin embargo, suelen haber situaciones que explicadas de una manera subjetiva y general pueden confundirse con una acción corriente del día a día, que sí, pueden llegar a dejarte en la total quiebra, pero que la verdad, no tienen el mismo significado que otros problemas mayores.

Puedes dar consejos sobre que las cosas pasan, los problemas se solucionan, siempre es posible tomar un respiro... de la universidad, familia, amigos, novios, novias, etc. Sin embargo, a veces también puedes dar el consejo alejado de tu propia realidad.

Puedes estar tratando de ayudar a encontra la salida a alguien, cuándo tú mismo ya diste por perdido el camino. Es cierto, la otra persona a veces busca una salida que tu ya encontraste hace mucho o hace poco, pero que no es la salida que buscas. A veces, simplemente, no puedes escapar de ese laberinto sin salida. A veces, tus acciones agotaron todas las buenas situaciones, evitaron las complicaciones, y mejoraron relaciones, que a la larga, podrían haber solucionado tu vida actual. A veces, la salida dejó de existir. A pesar de todas las ganas por cambiar todo, estás atado a algo, algo que puedes dejar ni dejar ir, ni del cual puedes escapar. Oye, es cierto, a veces no tratas de escapar, pero, reconócelo, no puedes llevar una doble vida, y una está destrozandote poco a poco.

A veces es imposible vivir cómodamente... a veces simplemente tienes que seguir... ¿que más puedes hacer? Tu vida no es la misma de antes, las cosas cambian, tú las cambiaste.