Dado que el payaso que escribe mi historia se ha puesto muy estudioso y ocupado, quiero mandar un pequeñísimo mensaje… AU!!!!
viernes, 28 de mayo de 2010
lunes, 24 de mayo de 2010
viernes, 14 de mayo de 2010
Cambiando el blog
Estoy que cambio algunas cosas del blog. Primero, he cambiado el ancho, porque me parecía que leer esta vaina tan delgadito era demasiado jodido… así que por lo mismo he tenido que cambiar la imagen de cabecera. El próximo cambio, supongo, será ponerle un fondito con aunque sea un par de rayas a los costados… porque es demasiado minimalista lo de sólo negro. Así que cualquier cosa, no se asunten… sólo son cambios mínimos porque ya me aburrí del anterior (y como se nota que no quiero cambiarlo mucho xq en el fondo me gustaba XD)
miércoles, 12 de mayo de 2010
Vida y pasiones de Giovanni Silveira – Capítulo II
Giovanni Silveira, un chico de 15 años, cursando el 3° de secundaria en un colegio de hombres, estaba en una relación con Maricarmen Espinoza, su enamorada desde hace casi un mes, a quien en la primera semana de relación no le habló porque no se había enterado de que ya estaban como enamorados, y a la que recién luego de 3 semanas tomó de la mano. Viéndolo bien, no es para nada una situación normal, para nada, más aún si a eso le sumamos que los únicos besos que se habían dado eran en la mejilla o uno que otro 'pico' bastante rápido que más parecían un mal cálculo al momento de buscar la mejilla opuesta. Y, además, se le tiene que sumar que, Giovanni y Maricarmen, iban a pasar todo un día en una casa vacía, totalmente solos.
- ¿Y ahora? –le preguntaba Manolo a Giovanni.
- ¿Ahora qué? –respondía Giovanni– No sé pues, supongo que veremos la película, tendré que comprar canchita y gaseosa, y de ahí la tendré que acompañar a su casa. ¡Ala, y su casa queda más lejos que la gran puta!
- ¿Nada más? –incrédulo Manolo ante lo que Giovanni le decía.
- ¿Qué más voy a hacer? –preguntaba un poco incómodo Giovanni.
- Te las comes pe' huevón –respondía algo irónico Jorge, mientras escuchaba la conversación a un lado.
- Ya, oe' –se metía Luis en la conversación–. No le metan huevadas a la cabeza, si Gio quiere hacer algo, él sabrá lo que tiene que hacer, si no quiere hacer nada no tienen porque joderlo por no hacerlo.
- Gracias flaco –decía aliviado Giovanni.
- Pero eso sí, aunque sea un buen agarre le tienes que dar, no jodas –sellaba Luis como para hacerle entender a Giovanni, que si bien no había apuro por nada, su relación tampoco era la más normal.
Ya era viernes, y Giovanni no había podido hablar con Maricarmen para ver como hacían para su cita del sábado. La espero, como siempre, en el paradero dónde siempre se encontraban. Si bien la espera fue de 10 minutos, para Giovanni cada minuto era como una hora, ya que todo lo que se le pasaba por la mente iba más allá de lo que tenía pensado hacer al día siguiente. No era sólo sus propios pensamientos y problemas lo que lo atormentaban, sino también era todo lo que había estado oyendo de sus amigos. Escuchar las historias de sus amigos, enterarse de ciertas cosas que él pensaba que a su edad nadie habría hecho con una chica, era algo perturbador.
"O sea –se ponía a pensar Giovanni– lo más probable es que más de la tercera parte de lo que estos pendejos estén diciendo sea floro. No creo que la mitad de estos tarados haya visto más de lo que he visto yo, y yo creo que he visto bastante… ¿o no? Pucha, ¿por qué no puedo hacer nada como lo hacía antes? Asu, creo que en realidad nunca había estado con alguien y eso hace que las cosas sean diferentes, aunque también puede ser que me esté poniendo medio huevón de tanto pensar en qué hacer y no hacer nada… ¿y si Mari ya no quiere estar conmigo? ¡La cagada!..."
- ¿Ya cuánto tiempo va? –se preguntaba en voz alta Giovanni a sí mismo mientras revisaba su reloj– ¡3 minutos recién! A la mierda, a los 8 minutos ya debo estar quemando.
Y es que la presión que sentía por lo que fuera a pasar al día siguiente lo tenía bastante intranquilo. Encima, como para volverlo un poco más loco, sus amigos se habían quedado en la tienda de la esquina, en parte para esperar a las chicas del otro colegio, y en parte para poder fastidiarlo a lo lejos. Todo el tema del beso y de la mano había sido un buen aliciente para que sus amigos se burlaran de él, algo que no ocurría muy a menudo, ya que si bien Giovanni tenía varios apodos y no se molestaba cuando lo fastidiaban, no era muy común que encontraran algo realmente embarazoso que pudiera irritarlo.
La presión que sentía por todo lo que le pasaba por su cabeza lo estaba poniendo bastante nervioso. Estaba sentado, pero sus pies se movían como si fueran acordeones de vallenato colombiano. No entendía cual era toda ese problema de no saber qué hacer al día siguiente. Si el único problema era no haber besado de una manera más "profunda" a Maricarmen, pues era algo que podría solucionar sin inconvenientes. Si bien Maricarmen era su primera enamorada oficial, ya se había besado con otras chicas antes, y besado en un sentir más acorde con el que la mayoría de sus amigos estaría de acuerdo. Sin embargo, todo el hecho de que Maricarmen fuera su enamorada, como que había intimidado más esa personalidad ya de por sí reservada que tenía. Habían estado como que en una relación de atracción casi platónica por 2 años, y que luego de 2 años por fin pudieran estar juntos, era algo que nunca había experimentado ni planeado. Además, él creía que era más significativo que se estuviera tomando las cosas con tanta calma y con tanta inocencia, total no es que fuera lo que todo el mundo imaginase que fuera a pasar cuando Giovanni tuviera una relación.
- Hola –luego de casi 10 minutos de espera, llegaba Maricarmen, que saludaba a Giovanni estando a su lado, sonriéndole, sin saber lo que vendría luego.
- Por fin –dijo Giovanni, mientras se ponía de pie, ponía una mano sobre la mejilla de Maricarmen, la otra mano sobre su cuello, la miraba por un par de segundos, le daba una sonrisa tranquilizadora ya que Maricarmen tenía los ojos abiertos de par en par al no saber lo que pasaba, y se pegaba hacia ella y le daba un beso cómo nunca antes se lo había dado.
El beso, para Maricarmen, fue lo más genial que le hubiera podido pasar en su vida. Maricarmen nunca antes había besado a un chico, y si bien los picos que se había dado con Giovanni eran ya una primera experiencia, esperaba con ansias el momento en que llegara ese primer beso real, apasionado, lleno de amor y humedad. Para Giovanni fue bastante divertido, dado que hace bastante tiempo no tenía un beso así, se sentía bastante emocionado porque era con Maricarmen, y le parecía entretenido besar a alguien que, por lo que podía notar, no tenía la menor experiencia sobre lo que un beso era.
- Ya… –interrumpía Maricarmen ese momento lleno de pasión– un toque.
- Sorry, ¿no te gustó? –preguntaba un poco extrañado Giovanni.
- No, no es eso, sino que ya no podía respirar, creo que me estaba quedando sin aire.
- Ah, sí, lo siento, creo que fue un poquito largo. No te preocupes no lo voy a volver a hacer –decía Giovanni maliciosamente, sabiendo que eso no era cierto.
- ¿Qué? No era eso a lo que me refería. En serio, a mí sí me gustó muchísimo, sino que no sabía que… pucha ahí viene mi carro –Maricarmen estaba totalmente fuera de sí.
- No importa. Mañana te espero en el paradero del hospital del niño como a las 2:30 ¿ok? Sube a tu carro antes que se vaya. Ah –y tomó de la mano a Maricarmen antes de que se suba al carro–, y no te preocupes, en serio, que mañana eso es probablemente lo único que vayamos a hacer. Chau.
- Chau –y fue lo único que Maricarmen fue capaz de decir al mismo tiempo en que podía mover sus piernas para subir al carro.
sábado, 8 de mayo de 2010
Vida y pasiones de Giovanni Silveira – Capítulo I
- Nunca vas a estar-estar con ella si ni siquiera le has tocado la mano.
- ¿Qué tienen que ver mis manos con qué esté con ella?
- Simple, si ni siquiera la has cogido de la mano, ¿cómo mierda piensas que te creamos que estás con ella hace como un mes? Es en serio cholo, el otro día estaba hablando con Jenny, y me contó tu roche.
- ¿Seguimos hablando de lo mismo? ¿Cuál roche, huevón?
- El de la mano, tarado. Me dijo que él otro día estaba hablando con Maricarmen…
- Puta madre, ¿qué le dijo?
- Déjame terminar, estúpido. Si me interrumpes no te puedo contar ¿no? La cosa es que Maricarmen le dijo a Jenny que sí le gustas un montón…
- ¡Esa es, papi!
- Esa no es, idiota, hay más. Le gustas un montón, pero que no entiende porque hasta ahora no la coges de la mano. Y tiene razón, ya te pasaste de pendejo con eso de estar 1 semana sin hablarle porque no te habías dado cuenta que te había dicho que sí quería estar contigo cuando se lo preguntaste.
- No me jodas, ni siquiera la escuché. Recién hasta el sábado siguiente que me enteré que ya estábamos. Y ya de por sí es medio complicado vernos, con eso de que tenemos clases y yo tengo que quedarme a entrenar o ensayar danza, y encima todo el roche que es salir al paradero a esperarla todo idiota, con todo el mundo jodiéndote porque te quedas a esperar a alguien. Es demasiado molesto.
- Todo lo que quieras, Gio, pero no vas a negar que ya te pasas pendejo. Está bien que te arroches, le pasa a todo el mundo. Quizás a mi no tanto, pero a otros sí les pasa…
- Ya, payaso, no seas botado.
- Pero es la verdad. Llevas un huevo de tiempo atrás de Maricarmen. Puta, brother, llevas una vida creo, desde primero ¿no? Ya pues, no seas pendejo, si vas a estar con ella, y con lo templada que está ella de ti, por lo menos la mano le tienes que coger.
- Ya carajo, no jodas, le voy a coger la mano.
No era la primera vez que Giovanni recibía los consejos amorosos de Jorge. Ya en algunas otras ocasiones habían hablado del tema, como amigos. La verdad es que Giovanni, a pesar de ser uno de los más conocidos de su promo, de hablarse con casi todo el mundo, de parecer bastante conversador, no lo era. Le costaba hablar de su vida, le costaba abrirse con sus amigos más cercanos, y si tenía que hablar de temas difíciles, es decir, chicas, su primera opción siempre eran los mismos amigos suyos que tenían cierto contacto con las chicas del otro colegio. No es que no confiara en sus otros amigos, sino que con ellos era más cómodo hablar del tema porque sabían de quien hablaban y era más rápido hacer las explicaciones del caso.
La historia de Giovanni con Maricarmen venía desde que estaban en primero de secundaria. Giovanni Silveira, alumno de un colegio sólo de hombres había empezado a cruzar cartas con María del Carmen Rodríguez, alumna del colegio que estaba a un par de cuadras del suyo. En esa época se carteaba con otra chica, Janet Salazar, por quien, si bien sentía algo de vez en cuando, la consideraba más una amiga que cualquier otra cosa. Janet era la hermana de uno de sus amigos de la promoción, por lo que su amigo tenía que desempeñar las trabajosas funciones de mensajero de la promoción. Le llevaba las cartas a su hermana, su hermana hacía la entrega, leían la carta, hacían la respuesta, y Janet se la llevaba a su hermano para que entregara la respuesta. Todo un método postal bastante bien estructurado, ya que probablemente en un día normal, Carlos se podía llevar a su casa unas 4 o 5 cartas.
Giovanni tenía 15 años en la época que comenzó su historia de enamorado formal con Maricarmen. Era de una familia relativamente numerosa. Tenía 2 hermanas mujeres y 1 hermano hombre. Él era el último, o como le gustaba decir a su abuela, el conchito. Lo cierto es que se llevaba relativamente bien con su familia, pero tenía algo en claro, más familia eran sus amigos porque a ellos los había elegido. Sin embargo, no es que no quisiera a su familia, simplemente que no trataba de ventilar sus problemas personas con ellos, como sí lo hacen otras personas. Se había acostumbrado a ocuparse de sus problemas, de sus trabajos, de su vida en general, relativamente solo. No es que no necesitara de sus papás, porque alguien lo tenía que mantener, pero la tenía bastante clara: los problemas que pudiera tener eran suyos, así que él se encargaba de solucionarlos en la medida en que pudiera hacerlo.
Entranaba gimnasia bastantes horas al día, por lo que su dieta diaria era, a veces, escandalosa para algunos, y le gustaba bastante la música, no tocaba ningún instrumento, más por flojera y vergüenza de tener que pedirle a alguien ayuda para aprender que por otra cosa, pero cantaba bastante bien, por lo que solía juntarse con algunos amigos para ensayar y participar en actuaciones. Académicamente todo iba bien, excepto por unos pequeños inconvenientes actitudinales: si tenía algo que decir lo decía, así tuviera que gritarle al profesor por una decisión que creía injusta.
- ¿Vamos mañana al cine? –Le preguntaba Maricarmen a Giovanni mientras esperaban que viniera su carro.
- Ya, bravazo, creo que la semana pasada estrenaron Garfield, así que podemos ir a ver esa si quieres.
- Estaba pensando en otra cosa, una, no sé, más romántica –y era obvio que Maricarmen se había puesto roja mientras decía eso.
- Está bien –Giovanni se había demorado un poco en responder, no sabía muy bien que hacer–. Podemos ver la que tú quieras ver, en realidad, no importa cuál sea, va a ser chévere salir juntos, por fin.
- Sí, por fin –y era obvio que Maricarmen no sólo quería ir a ver una película romántica–. Vamos a poder estar abrazados un poco –y el tomate estaba nuevamente en su cara.
- Sí, supongo –Giovanni, haciendo gala de su tan común distracción, ya que no entendió para nada lo que Maricarmen trataba de decirle–. Aunque debe ser incómodo ¿no? Porque esos asientos del cine son todo duros con los plásticos esos para poner la gaseosa que no te dejan acomodarte bien. Si quieres podernos ir a ver la película en mi casa porque…
- ¡Ya! –y esta vez Maricarmen lo dijo tan de golpe que hasta Giovanni pudo entender que algo había por ahí–. Está bien, ¿pero no habrá problema con tus papás?
- No creo que estén la verdad. Los suelen salir a visitar a sus amigos y llegar un toque tarde, y mis hermanos lo mismo, como ya son mayores, suelen salir los sábados todo el día. Los sábados son bastante cómodos porque tengo la casa para mi… –y ahí fue cuando Giovanni se dio cuenta de lo que eso podía significar.
- Ya entonces, entonces el sábado en tu casa. ¡Uy! Ya viene mi carro, me voy –y se dan un beso en la mejilla.
Hubiera sido una despedida típica y sin problemas, si no hubiera sido por un oportuno grito…
- ¡Dale su agarre, huevón! –cortesía de Jorge.
Maricarmen sólo se subió a su carro, mientras que Giovanni se ponía rojo, y cruzaba la pista con todas las intenciones de ir a golpear a Jorge. No es que Giovanni fuera una persona muy agresiva, sus momentos más agresivos eran los deportivos, cuando se daba ánimos a si mismo, o cuando alentaba a sus amigos en otros deportes o cuando se iba a ver al Muni con su papá y sus hermanos.
Giovanni iba con todas las intenciones de reclamarle a Jorge por lo que gritó, sin embargo, se dio cuenta de algo. Era cierto. Había pasado casi un mes desde que estaba con Maricarmen, y recién hace una semana la había tomado de la mano, pero en todo ese tiempo, si es que había habido un pico inocente mientras se despedían era decir bastante. Terminó por no decirle nada a Jorge. Pasó con cara de molesto a su costado, sin decirle nada ni siquiera a los otros chicos que estaban ahí con Jorge riéndose, y se fue a su casa caminando, como siempre. Todas las 5 cuadras de camino a su casa fueron un solo pensamiento: "voy a tener a Maricarmen en mi casa, el sábado, cuando no hay nadie". Y si cualquier otro chico de su edad hubiera pensado ese momento como el más preciso para estar con una chica, Giovanni pensaba todo lo contrario, porque no tenía ni la más mínima idea de qué era lo que tenía que hacer.
miércoles, 5 de mayo de 2010
Proyecto “chapita”
Ok. Una vez me preguntaron si, a pesar de ser católico, le donaría plata, ropa, libros o lo que sea a una iglesia evangélica, protestante, judía, mormona, atea, agnóstica, etc., para que puedan ayudar a otra gente, en lo que sea. La respuesta obvia fue un SÍ. La verdad, no me interesa si con esa ayuda promueven un poco su "religión" o manera de pensar, la gente inteligente sabe bastante bien que postura adoptar y cualquier "promoción" simplemente sirve para informarse y aceptar lo que quieran aceptar y creer. Pero, la ayuda que pueda dar no depende de la asociación que lo haga, sino de las ganas y lo bueno que pueda traer dicha ayuda. Nunca le debería importar a la gente quién ofrece la ayuda, sino a quién ayuda y cómo hacer para ayudarlos y hacer que esa ayuda a llegue a quien lo necesita.
Pues bien, hace unos años con un grupo de amigos, sí, de algo católico, bastante católico (aunque a veces sea mal visto), nos encargamos de llevar la Navidad a muchos niños que no siempre tienen la posibilidad de recibirla (y sí, la Navidad es algo Cristiano, pero TODO el mundo la celebra, sea la religión que sea). Desde el 2004 vamos a algún lugar (a veces bastante lejos), llevamos regalos a un montón de niños, chocolatada (sí!! Con el calor de diciembre, pero bueno… jaja), un show infantil, y un montón de gente que va a tratar de hacerlo reír un ratito.
La cosa es que para poder solventar todo eso, recibimos un montón de ayuda. Muchos regalos (los cuáles no se los pediré ahora sino en noviembre más o menos XD), muchas donaciones… y mucho reciclaje. Ahhh, esa no te la esperabas, ¿no? Pues sí, reciclamos botellas plásticas y papeles, que son vendidos en un lugar dónde te compran esas cosas y con la plata pagamos toda esta Navidad para muchos niños.
No les estoy pidiendo que me den botellas, regalos (todavía no) o papeles, porque la verdad es una chamba bien jodida (PERO SÍ RECICLEN!!!). Pero lo que sí les puedo pedir es que guarden todas las tapas de las botellas de plástico… todas esas tapas también se reciclan (es más, pagan más por el kilo de tapas que de botellas). Así que lo tienen que hacer es: toman sus gaseosas, y la tapa la guardan, la juntan en algún lado (no es nada complicado), y cuando me vean me dan la bolsa y yo ya veo como hago para guardarla y llevarla a reciclar… ok? Fácil.
Espero que tengan ganas de hacerlo, en serio en serio en serio, sería de mucha ayuda… ya antes algunas personas de la Universidad, del Colegio y de la vida han ayudado de alguna manera, espero que lo puedan hacer de nuevo!!!... GRACIAS!!!