miércoles, 12 de mayo de 2010
Vida y pasiones de Giovanni Silveira – Capítulo II
Giovanni Silveira, un chico de 15 años, cursando el 3° de secundaria en un colegio de hombres, estaba en una relación con Maricarmen Espinoza, su enamorada desde hace casi un mes, a quien en la primera semana de relación no le habló porque no se había enterado de que ya estaban como enamorados, y a la que recién luego de 3 semanas tomó de la mano. Viéndolo bien, no es para nada una situación normal, para nada, más aún si a eso le sumamos que los únicos besos que se habían dado eran en la mejilla o uno que otro 'pico' bastante rápido que más parecían un mal cálculo al momento de buscar la mejilla opuesta. Y, además, se le tiene que sumar que, Giovanni y Maricarmen, iban a pasar todo un día en una casa vacía, totalmente solos.
- ¿Y ahora? –le preguntaba Manolo a Giovanni.
- ¿Ahora qué? –respondía Giovanni– No sé pues, supongo que veremos la película, tendré que comprar canchita y gaseosa, y de ahí la tendré que acompañar a su casa. ¡Ala, y su casa queda más lejos que la gran puta!
- ¿Nada más? –incrédulo Manolo ante lo que Giovanni le decía.
- ¿Qué más voy a hacer? –preguntaba un poco incómodo Giovanni.
- Te las comes pe' huevón –respondía algo irónico Jorge, mientras escuchaba la conversación a un lado.
- Ya, oe' –se metía Luis en la conversación–. No le metan huevadas a la cabeza, si Gio quiere hacer algo, él sabrá lo que tiene que hacer, si no quiere hacer nada no tienen porque joderlo por no hacerlo.
- Gracias flaco –decía aliviado Giovanni.
- Pero eso sí, aunque sea un buen agarre le tienes que dar, no jodas –sellaba Luis como para hacerle entender a Giovanni, que si bien no había apuro por nada, su relación tampoco era la más normal.
Ya era viernes, y Giovanni no había podido hablar con Maricarmen para ver como hacían para su cita del sábado. La espero, como siempre, en el paradero dónde siempre se encontraban. Si bien la espera fue de 10 minutos, para Giovanni cada minuto era como una hora, ya que todo lo que se le pasaba por la mente iba más allá de lo que tenía pensado hacer al día siguiente. No era sólo sus propios pensamientos y problemas lo que lo atormentaban, sino también era todo lo que había estado oyendo de sus amigos. Escuchar las historias de sus amigos, enterarse de ciertas cosas que él pensaba que a su edad nadie habría hecho con una chica, era algo perturbador.
"O sea –se ponía a pensar Giovanni– lo más probable es que más de la tercera parte de lo que estos pendejos estén diciendo sea floro. No creo que la mitad de estos tarados haya visto más de lo que he visto yo, y yo creo que he visto bastante… ¿o no? Pucha, ¿por qué no puedo hacer nada como lo hacía antes? Asu, creo que en realidad nunca había estado con alguien y eso hace que las cosas sean diferentes, aunque también puede ser que me esté poniendo medio huevón de tanto pensar en qué hacer y no hacer nada… ¿y si Mari ya no quiere estar conmigo? ¡La cagada!..."
- ¿Ya cuánto tiempo va? –se preguntaba en voz alta Giovanni a sí mismo mientras revisaba su reloj– ¡3 minutos recién! A la mierda, a los 8 minutos ya debo estar quemando.
Y es que la presión que sentía por lo que fuera a pasar al día siguiente lo tenía bastante intranquilo. Encima, como para volverlo un poco más loco, sus amigos se habían quedado en la tienda de la esquina, en parte para esperar a las chicas del otro colegio, y en parte para poder fastidiarlo a lo lejos. Todo el tema del beso y de la mano había sido un buen aliciente para que sus amigos se burlaran de él, algo que no ocurría muy a menudo, ya que si bien Giovanni tenía varios apodos y no se molestaba cuando lo fastidiaban, no era muy común que encontraran algo realmente embarazoso que pudiera irritarlo.
La presión que sentía por todo lo que le pasaba por su cabeza lo estaba poniendo bastante nervioso. Estaba sentado, pero sus pies se movían como si fueran acordeones de vallenato colombiano. No entendía cual era toda ese problema de no saber qué hacer al día siguiente. Si el único problema era no haber besado de una manera más "profunda" a Maricarmen, pues era algo que podría solucionar sin inconvenientes. Si bien Maricarmen era su primera enamorada oficial, ya se había besado con otras chicas antes, y besado en un sentir más acorde con el que la mayoría de sus amigos estaría de acuerdo. Sin embargo, todo el hecho de que Maricarmen fuera su enamorada, como que había intimidado más esa personalidad ya de por sí reservada que tenía. Habían estado como que en una relación de atracción casi platónica por 2 años, y que luego de 2 años por fin pudieran estar juntos, era algo que nunca había experimentado ni planeado. Además, él creía que era más significativo que se estuviera tomando las cosas con tanta calma y con tanta inocencia, total no es que fuera lo que todo el mundo imaginase que fuera a pasar cuando Giovanni tuviera una relación.
- Hola –luego de casi 10 minutos de espera, llegaba Maricarmen, que saludaba a Giovanni estando a su lado, sonriéndole, sin saber lo que vendría luego.
- Por fin –dijo Giovanni, mientras se ponía de pie, ponía una mano sobre la mejilla de Maricarmen, la otra mano sobre su cuello, la miraba por un par de segundos, le daba una sonrisa tranquilizadora ya que Maricarmen tenía los ojos abiertos de par en par al no saber lo que pasaba, y se pegaba hacia ella y le daba un beso cómo nunca antes se lo había dado.
El beso, para Maricarmen, fue lo más genial que le hubiera podido pasar en su vida. Maricarmen nunca antes había besado a un chico, y si bien los picos que se había dado con Giovanni eran ya una primera experiencia, esperaba con ansias el momento en que llegara ese primer beso real, apasionado, lleno de amor y humedad. Para Giovanni fue bastante divertido, dado que hace bastante tiempo no tenía un beso así, se sentía bastante emocionado porque era con Maricarmen, y le parecía entretenido besar a alguien que, por lo que podía notar, no tenía la menor experiencia sobre lo que un beso era.
- Ya… –interrumpía Maricarmen ese momento lleno de pasión– un toque.
- Sorry, ¿no te gustó? –preguntaba un poco extrañado Giovanni.
- No, no es eso, sino que ya no podía respirar, creo que me estaba quedando sin aire.
- Ah, sí, lo siento, creo que fue un poquito largo. No te preocupes no lo voy a volver a hacer –decía Giovanni maliciosamente, sabiendo que eso no era cierto.
- ¿Qué? No era eso a lo que me refería. En serio, a mí sí me gustó muchísimo, sino que no sabía que… pucha ahí viene mi carro –Maricarmen estaba totalmente fuera de sí.
- No importa. Mañana te espero en el paradero del hospital del niño como a las 2:30 ¿ok? Sube a tu carro antes que se vaya. Ah –y tomó de la mano a Maricarmen antes de que se suba al carro–, y no te preocupes, en serio, que mañana eso es probablemente lo único que vayamos a hacer. Chau.
- Chau –y fue lo único que Maricarmen fue capaz de decir al mismo tiempo en que podía mover sus piernas para subir al carro.
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mingooo!!!
ResponderEliminart comento aqui xq mucha gente comenta n fb y si comento aqui mi comentario es mas valioso! JAJAJAJA xD
me dio risa lode "sus pies se movían como si fueran acordeones de vallenato" xD buena descripcion!
en verdad esta divertida esta historia, me hace pensar como era yo cuando tenia 15 años... (hace 5! asuu!)... y como he cambiado/"crecido" desd esa epoca... jajajajaja xD... y como cosas q pensaba en ese entonces fueron cambiando... interesante interesante..
quiero saber como continua! :)
Ya se viene la otra Megu-chan... ajjajaja contigo comento por acá, y con mis otros amiguitos comento por el fb jajajaja...
ResponderEliminarLa próxima creo que va a ser un toque chistosa :P
jaja!! wuu! ojala la pongas pronto para divertirme leyendola! :D jajajajaja
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