lunes, 12 de julio de 2010

Vida y Pasiones de Giovanni Silveira – Capítulo III


El sábado había llegado. Giovanni se iba a quedar solo en su casa. Sus hermanas y su hermano se habían ido temprano, y sus papás, siendo casi las 11:00 am ya se iban yendo, no sin antes dejarle todas las recomendaciones a Giovanni.

  • Tienes comida para que te prepares. En los estantes de la cocina también he dejado varias sopas, en caso no quieras cocinar mucho. Cualquier cosa me llamas al celular y me preguntas. ¿No necesitas nada más no? –preguntaba la mamá de Giovanni, quien le había hecho las mismas preguntas tres veces.
  • No mamá. Papá, ¿te la llevas? –respondía Giovanni algo fastidiado de tantas preguntas.
  • ¡Por fin!. Vámonos, deja de joder a tu hijo –si bien a la mamá de Giovanni no le gustaba lo de decir lisuras, el papá de Giovanni solía decir de vez en cuando algunas lisuras, motivo por el cual su esposa lo responsabilizaba de que su hijo dijera tantas lisuras, incluso frente a ellos.
  • ¿Ves? No jodas y váyanse carajo –aprovechaba Giovanni para unas cuantas lisuras aprobadas.
  • Ya, ya… no aproveches –decía la mamá de Giovanni mientras le daba un beso en la frente-. Te cuidas mucho, hijito.
  • Okas. Chau pa'.
  • Chau, hijo, no me destroces la casa –se despedía su papá como suponiendo lo que podía pasar.
Si bien Giovanni no era de los que les gustaba hacer fiestas, sí le gustaba pasar mucho tiempo con sus amigos, ya sea saliendo, dando vueltas por su colegio o jugando play station. De hecho, su casa, al quedar tan cerca de su colegio, se convertía en un buen punto de reunión con sus amigos, y sus papás, ya acostumbrados a estas reuniones, se habían ganado la reputación de "papás chéveres" porque siempre atendían bien a los amigos de Giovanni, y no se molestaban porque se juntaran e hicieran algo de bulla, mientras no rompieran nada, como decía el papá de Giovanni.

En cuánto se fueron sus papás, Giovanni se puso a arreglar toda su casa, aunque no fuera necesario. Fue a su cuarto, que luego del de sus papás era la habitación más grande. Además de su cama, una cómoda para su ropa y un televisor, tenía un mueble con su computadora y dos sillones inflables, que hacían de su cuarto una habitación bastante cómoda. Además, las paredes estaban decoradas con algunos posters de grupos como Mar de Copas, Campo de Almas, Los Fabulosos Cadillacs, Arcana y Los Fakin' Sombreros; un póster de Los Simpson; uno póster de Rob Van Dam, su luchador favorito; y algunos pósters de algunos jugadores de fútbol y equipos a los que era aficionado, en especial los del Barcelona de España y, el club de sus amores y el de toda su familia, el Deportivo Municipal.

Se demoró una media hora en darse cuenta que toda su casa estaba perfecta, pero, por precaución, se dio una nueva vuelta por toda la casa para confirmarlo. Al final, no tuvo ni que salir a comprar nada, como había pensado inicialmente, ya que sus papás le habían dejado gaseosas y comida como para preparar rápidamente. Se dio cuenta que ya no necesitaba nada, que sólo necesitaba esperar hasta que sean las 2:30 pm para ir a recoger a Maricarmen del paradero. Se sentó en su sala, prendió la tele, y al prenderse en Canal N se dio cuenta que eran recién las 12:30 pm, así que tenía tiempo como para relajarse. Fue hasta el baño y prendió la terma, para poder darse un baño antes de salir a recoger a Maricarmen. Mientras esperaba, se puso a ver la televisión, aunque la verdad no la veía, porque se pasó como 10 minutos cambiando de un canal a otro buscando algo para ver. De un momento a otro suena su celular.


  • Siiiiiiii, Gioooooo –era Luis.
  • Habla, flaco. ¿Qué fue?
  • Nada pes', estoy acá con el Bicho –Luis se refería a Javier, a quien le decían Javicho, pero que con el tiempo había quedado como Bicho-. Vamos a ir a tu jato en una hora para jugar play.
  • ¡No, huevón!
  • ¿Por qué no?
  • Porque va a venir Maricarmen pues estúpido –le respondía Giovanni a Luis algo molesto de que su amigo no recordara de lo que han estado hablando toda la semana.
  • Ah chucha, tienes razón –hacía notar Luis, quien parecía que sí recordaba lo que le decía Giovanni, pero quería ver que decía-. ¿Todo listo no?
  • Supongo.
  • ¿Cómo que supones, oe' estúpido? Tienes que estar seguro, ¿ya compraste tu protección? –le decía Luis a Giovanni, aunque también se escuchaba su risa y la Javier.
  • No seas idiota oe', ya, ya, no jodas. Me voy a ir a bañar, de ahí hablamos. Si Maricarmen se quita temprano, los llamo para que vengan a jugar play, pero traes tus mandos para jugar todos a la vez.
  • Ya, chévere. Suerte, matador.
Ya eran las 2 de la tarde. Giovanni ya había salido de la ducha, y se encontró con uno de los peores problemas antes de una cita, elegir que ropa le quedaba mejor. La verdad, toda la ropa que se había probado durante 15 minutos le quedaba bien, quizás alguna mejor que otra, pero, en general, con todas se le veía bastante bien. Sin embargo, cómo suele pasar cuando uno quiere dar la mejor de las impresiones, Giovanni se hacía un mundo tratando de elegir la ropa, tratando de que su polo combine con la zapatillas, que su Jean no fuera el que le quedara más grande, y que el cuello de su polo no estuviera muy estirado porque detestaba tener todo el cuello descubierto.

2:20 pm y recién había decido por un jean que le quedaba algo ajustado, un polo blanco sin mangas, un polo con cuello de color negro sobre el polo blanco y unas zapatillas negras. Se pasó 4 minutos limpiando sus lentes y unos 10 minutos más arreglándose el pelo. Su pelo era rizado, así que siempre tenía la impresión de que estaba un poco despeinado, aunque gracias al colegio siempre lo tenía relativamente corto, así que no era tan grave.

Revisó nuevamente su reloj. "¡Mierda!" se dijo a sí mismo. Eran las 2:45 pm. Había quedado con Maricarmen a las 2:30 pm. Tomó una chompa que había dejado en el sillón de su sala y salió casi corriendo. Si bien el lugar dónde había quedado en encontrarse con Maricarmen era a unas 3 cuadras de su casa, Giovanni casi trotaba al ver que se había demorado más de lo esperado. Cuando llegó a la avenida, a media cuadra del paradero dónde había quedado encontrarse con Maricarmen, pudo notar que ella estaba sentada en una banca esperándolo. Camino un poco más lento, casi temblando, estaba bastante nervioso. No sabía cómo pasarle la voz a Maricarmen. Para llegar dónde estaba ella tenía que cruzar una pista, y los carros habían empezado a avanzar y no podía cruzar. No sabía si silbarle, o gritarle por su nombre. Se desesperaba un poco, movía las manos como si ella lo fuera a ver con ojos en la espalda. Luego de unos segundos, se decidió por gritar su nombre. Maricarmen volteó y le sonrío. Giovanni le devolvió la sonrisa y empezó a cruzar la pista.

Había algo que estaba mal. Cuando empezó a cruzar la pista, vio que Maricarmen cambiaba su sonrisa por una cara de miedo, y sentía que iba a empezar a gritarle. No entendía por qué. Giovanni no se había dado cuenta que, al ver a Maricarmen en el paradero y empezar a cruzar, no había visto si la luz para cruzar había cambiado, sino que simplemente cruzó la pista. Al notarlo, dejó de mirar a Maricarmen, volteó su mirada hacia la izquierda, y se dio cuenta que un Toyota Yaris color azul oscuro se acercaba hacia dónde estaba él. De un momento a otro sintió un golpe en sus piernas, vio cómo la pista se convertía en cielo, oyó la voz de Maricarmen quien gritaba su nombre, sintió el asfalto, y de pronto, todo se puso negro.

3 comentarios:

  1. mingoooooo!!!
    me lo accidentaste a giovanni!!!!!!!! :(
    q volado el chico ah! jajajajajaja xD...

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  2. oie y si mejor leo tu biografía???

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  3. Se le pasó jajajaja...

    Para el Anónimo, que se identifique U_U... y, a mi nunca me han atropellado y se me ha apagado la luz U_U, sí me han chocado como 50 veces, pero siempre he salido sano y salvo U_U...

    YO NO SOY GIOVANNI U_U... cualquier parecido con la realidad... ameneces mojado :)

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